El Papa Emérito, Benedicto XVI, falleció a los 95 años de edad este sábado 31 de diciembre a las 9.34 horas, según ha informado el Vaticano.
Desde su infancia, Joseph Ratzinger fue siempre una persona regular y metódica. La sencillez y el orden formaban parte de su carácter como seminarista, profesor universitario y cardenal. Incluso su pontificado era absolutamente «previsible»… hasta el 11 de febrero de 2013. La renuncia pilló por sorpresa a la Curia vaticana y al mundo entero. Era un gesto valiente y revolucionario, que «liberaba» al papado de su típica fase terminal, marcada por el declive de salud.
Benedicto XVI, un hombre honrado a carta cabal y un intelectual humilde, se dio cuenta de que su mejor servicio a la Iglesia era entregar el timón de la barca de Pedro a alguien que pudiera empuñarlo con más vigor en un mundo que requiere atención plena y decisiones rápidas.